Saturday, September 29, 2012

La tortura: Un flagelo que ataca nuestra sociedad


Liseth Paola García U.
Carlos Giraldo F.
Mauricio Hincapié A.
Estudiantes décimo semestre de la Facultad de Medicina
Universidad de Cartagena

 
La tortura es una práctica cruel que se ha realizado por miles de años, constituyó un método de castigo usado por muchas civilizaciones antiguas y que actualmente a pesar de estar prohibido por legislaciones internacionales sigue practicándose. Son numerosos los métodos de tortura usados a través de la historia y varían dependiendo la época y la cultura, desde la crucifixión ejecutada por los romanos, pasando por los métodos de tortura usados en la inquisición como el potro y el “gota a gota”, hasta llegar a los más actuales como choques eléctricos, quemaduras, ahogamiento y torturas psicológicas.

Han existido diversos personajes en la historia que han sido victimas de esta práctica, durante la inquisición la iglesia católica se valió de diferentes métodos de tortura para castigar a quienes consideraban herejes y para infundir miedo a los creyentes; durante el holocausto nazi, los alemanes infligían  todo tipo de tortura a los judíos en los campos de concentración, y en las últimas décadas se han descubierto varios casos de prisioneros en otros países, torturados para obtener información.

Tendemos a cometer el error de considerar la tortura como un hecho del pasado, pero en realidad la tortura no conoce épocas, es un acto perverso que busca destruir la dignidad del ser humano y que ha evolucionado al tiempo con la civilización, convirtiéndose un flagelo que ataca nuestra sociedad de forma constante.  A pesar de los esfuerzos de la ONU y demás organizaciones por combatir esta cruel práctica, cada día son más los casos que se presentan en el mundo, en Siria  hay noticias a diario de niños torturados tanto física como psicológicamente, los menores son obligados a ver como desmiembran a sus padres, atados con cadenas y colgados de los brazos, reciben quemaduras de cigarrillo y choques eléctricos. En nuestro país ocurren alrededor de 200 secuestros por año, y estas personas son mantenidas en condiciones inhumanas y en ocasiones sometidas a tratos crueles y degradantes. En abril de 1999 en el municipio de Jambalaó (Cauca), dos militares fueron heridos y posteriormente torturados, sufrieron heridas graves con hacha y quemaduras por ácido sulfúrico, posteriormente fueron mutilados y asesinados; en julio del 2001 en Bogotá fueron hallados los cuerpos de dos integrantes de la 3ra brigada del ejercito, los cuales tenían marcas de quemaduras por cigarrillo, laceraciones en diversas partes del cuerpo  y habían sufrido extracción de órganos.

En el Informe Alternativo presentado al Comité Contra la Tortura de las Naciones Unidas en  el año 2004 por la Organización Mundial contra la Tortura (OMTC)  denominado Violencia Estatal en Colombia, se trajo a colación lo dicho en 1996: “El Comité observa con gran preocupación la persistencia de un importante número de muertes violentas, torturas y malos tratos, que se atribuyen a integrantes del ejército y de la policía de un modo que parecería indicar una práctica sistemática en algunas regiones del país”, enfatizando que en el año 2004 se pasó de un promedio de más de una persona torturada  cada dos días en 1996 a un promedio de casi una víctima por día, siendo el promedio  más alto de los siete años precedentes. El Comité también mencionó que del análisis de las estadísticas de autorías fue evidente que los grupos paramilitares son los perpetradores de la mayoría de los casos de torturas en el país y que en muchos de los hechos atribuidos a estos grupos, existe la participación activa de miembros de la fuerza pública.

Años más tarde a este informe salieron a relucir los casos de falsos positivos, en donde personas comunes y corrientes fueron asesinadas haciéndolas pasar como muertes en combate. Como podemos ver la tortura continúa siendo una práctica frecuentemente usada para diversos fines, y ataca nuestra sociedad de diversas maneras, constituyendo una violación a los derechos humanos, que busca degradar a la víctima y acabar con la dignidad de comunidades enteras.

Para el año 2012 no se cuentan con estadísticas oficiales sobre el comportamiento de la Tortura en Colombia, el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses a pesar de contar con los protocolos de abordaje forense de los posibles casos de tortura, tales como los protocolos de Estambul y de Minesotta, no cuenta con un registro estadístico que permita hacer estimaciones epidemiológicas de las víctimas lesionadas o en muertes asociadas a este flagelo.

En todo caso, el médico forense colombiano debe estar preparado para abordar los casos de posible tortura, por ejemplo, cuando acuden personas que afirman haber sido maltratados por las fuerzas estatales, examen médico de secuestrados, supuestos muertes violentas en combate, o inclusive en la violencia de género o por orientación sexual.

Bibliografía:

-         Burgos, F. La tortura y sus métodos a lo largo de la historia. Departamento legal Universidad Nueva Granada. Julio 2011

-         Estadísticas de secuestro generales 1996-2008. Fundación país libre. Policía Nacional.

-         Informe alternativo sobre tortura, tratos crueles, inhumanos o degradantes Colombia 2003-2009.

-         Violencia Estatal en Colombia. Informe alternativo presentado al Comité Contra la Tortura de las Naciones Unidas, Mayo 2004. http://www.omct.org/files/2004/06/2421/stateviolence_colombia_04_esp.pdf

 

 

 

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