Liseth Paola García U.
Carlos Giraldo F.Mauricio Hincapié A.
Estudiantes décimo semestre de la Facultad de Medicina
Universidad de Cartagena
La tortura
es una práctica cruel que se ha realizado por miles de años, constituyó un
método de castigo usado por muchas civilizaciones antiguas y que actualmente a
pesar de estar prohibido por legislaciones internacionales sigue practicándose.
Son numerosos los métodos de tortura usados a través de la historia y varían
dependiendo la época y la cultura, desde la crucifixión ejecutada por los
romanos, pasando por los métodos de tortura usados en la inquisición como el
potro y el “gota a gota”, hasta llegar a los más actuales como choques
eléctricos, quemaduras, ahogamiento y torturas psicológicas.
Han existido
diversos personajes en la historia que han sido victimas de esta práctica,
durante la inquisición la iglesia católica se valió de diferentes métodos de
tortura para castigar a quienes consideraban herejes y para infundir miedo a
los creyentes; durante el holocausto nazi, los alemanes infligían todo tipo de tortura a los judíos en los
campos de concentración, y en las últimas décadas se han descubierto varios
casos de prisioneros en otros países, torturados para obtener información.
Tendemos a
cometer el error de considerar la tortura como un hecho del pasado, pero en
realidad la tortura no conoce épocas, es un acto perverso que busca destruir la
dignidad del ser humano y que ha evolucionado al tiempo con la civilización,
convirtiéndose un flagelo que ataca nuestra sociedad de forma constante. A pesar de los esfuerzos de la ONU y demás
organizaciones por combatir esta cruel práctica, cada día son más los casos que
se presentan en el mundo, en Siria hay
noticias a diario de niños torturados tanto física como psicológicamente, los
menores son obligados a ver como desmiembran a sus padres, atados con cadenas y
colgados de los brazos, reciben quemaduras de cigarrillo y choques eléctricos. En
nuestro país ocurren alrededor de 200 secuestros por año, y estas personas son
mantenidas en condiciones inhumanas y en ocasiones sometidas a tratos crueles y
degradantes. En abril de 1999 en el municipio de Jambalaó (Cauca), dos
militares fueron heridos y posteriormente torturados, sufrieron heridas graves
con hacha y quemaduras por ácido sulfúrico, posteriormente fueron mutilados y
asesinados; en julio del 2001 en Bogotá fueron hallados los cuerpos de dos
integrantes de la 3ra brigada del ejercito, los cuales tenían marcas de
quemaduras por cigarrillo, laceraciones en diversas partes del cuerpo y habían sufrido extracción de órganos.
En el Informe Alternativo
presentado al Comité Contra la Tortura de las Naciones Unidas en el año 2004 por la Organización Mundial
contra la Tortura (OMTC) denominado Violencia
Estatal en Colombia, se trajo a colación lo dicho en 1996: “El Comité
observa con gran preocupación la persistencia de un importante número de
muertes violentas, torturas y malos tratos, que se atribuyen a integrantes del ejército
y de la policía de un modo que parecería indicar una práctica sistemática en
algunas regiones del país”, enfatizando que en el año 2004 se pasó de un
promedio de más de una persona torturada cada dos días en 1996 a un promedio de casi
una víctima por día, siendo el promedio más
alto de los siete años precedentes. El Comité también mencionó que del análisis
de las estadísticas de autorías fue evidente que los grupos paramilitares son
los perpetradores de la mayoría de los casos de torturas en el país y que en
muchos de los hechos atribuidos a estos grupos, existe la participación activa
de miembros de la fuerza pública.
Años más tarde a este informe salieron a relucir los casos de falsos
positivos, en donde personas comunes y corrientes fueron asesinadas haciéndolas
pasar como muertes en combate. Como
podemos ver la tortura continúa siendo una práctica frecuentemente usada para
diversos fines, y ataca nuestra sociedad de diversas maneras, constituyendo una
violación a los derechos humanos, que busca degradar a la víctima y acabar con
la dignidad de comunidades enteras.
Para el año 2012 no se cuentan con estadísticas oficiales sobre el
comportamiento de la Tortura en Colombia, el Instituto Nacional de Medicina
Legal y Ciencias Forenses a pesar de contar con los protocolos de abordaje forense
de los posibles casos de tortura, tales como los protocolos de Estambul y de Minesotta,
no cuenta con un registro estadístico que permita hacer estimaciones
epidemiológicas de las víctimas lesionadas o en muertes asociadas a este
flagelo.
En todo caso, el médico forense colombiano debe estar preparado para
abordar los casos de posible tortura, por ejemplo, cuando acuden personas que
afirman haber sido maltratados por las fuerzas estatales, examen médico de
secuestrados, supuestos muertes violentas en combate, o inclusive en la
violencia de género o por orientación sexual.
Bibliografía:
-
Burgos, F. La
tortura y sus métodos a lo largo de la historia. Departamento legal Universidad
Nueva Granada. Julio 2011
-
Estadísticas de
secuestro generales 1996-2008. Fundación país libre. Policía Nacional.
-
Violencia Estatal
en Colombia. Informe alternativo presentado al Comité Contra la Tortura de las
Naciones Unidas, Mayo 2004. http://www.omct.org/files/2004/06/2421/stateviolence_colombia_04_esp.pdf
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